viernes, 6 de enero de 2012

LA NARRACIÓN Y SU TÉCNICA.
Narrar es algo tan personal que escapa a toda didáctica ¿enseñar a narrar? parece casi imposible. Sin embargo, la mayoría de los tratados de redacción dedican uno o varios capítulos a la narración. En nuestra vida diaria todos, unos o más y otros menos solemos actuar como narradores en más de una ocasión. Si se nos apura, diríamos que, en el habla corriente y popular, casi todo es narración. Se cuenta, por ejemplo, a un amigo el argumentó de una película; se dice a otro lo que nos ha pasado, hace unos instantes, al salir del cine; contamos al llegar a casa, como fue la extracción de muelas que acabamos de sufrir; narramos con más o menos detalles, el viaje que acabamos de hacer por una región determinada de España o del extranjero.
Todos conocemos a ciertas personas que espontáneamente, como por impulso natural, se pasan la vida narrando, tales individuos, cuando nos cuentan algo, lo hacen con tal viveza que nos parece sino que estamos viendo lo que nos narran. Se trata de auténticos narradores.  El buen narrador como todo artista nace y se hace. Lo innato es lo que no puede enseñarse, la narración como todo arte tiene que someterse a un orden determinado. Narrar es contar una o varias acciones. La narración es una escena compleja, y también, un encadenamiento de escenas. La diferencia fundamental entre descripción y narración reside. Esencialmente, en el juego de un factor que se resume en dos palabras: vida interior. La narración intenta averiguar o conocer, además de las acciones, sus causas morales; los sentimientos, el carácter, en suma que impulsa a actuar a los personajes un sentido determinado.

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